Ruta 3 (SL-A 38) Ronda – Molinos del Tajo

Distancia: 4,6 km 

Dificultad: Baja 

Recorrido: Lineal 

Modalidad: A pie o en bicicleta de montaña

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El punto de partida de la ruta es la plaza de María Auxiliadora, más conocida en Ronda como plaza del Campillo. Se ubica en un lugar emblemático del casco histórico de la ciudad, rodeada de bellos edificios como el antiguo colegio de Santa Teresa, hoy reutilizado como conservatorio de música, o la casa de los Martos, con bellos jardines en la cornisa del tajo. En la misma plaza hay una fuente, una estatua de D. Bosco y zonas ajardinadas donde destacan dos pinsapos, abeto endémico de la Serranía de Ronda. Desde los miradores se observa un panorama esplendido del tajo de Ronda y de las montañas del macizo de Libar, alineadas junto al río Guadiaro, del que es cabecera el río Guadalevín,  responsable del cañón que divide a Ronda en dos partes.

Comenzamos descendiendo por el camino de los Molinos a través de un amplio sendero empedrado, rodeados de almendros y una amplia gama de plantas multicolores, sobre todo en los meses primaverales.

Continuamos la bajada por la “cuesta del Cachondeo”, llamada así jocosamente, por lo sinuoso de su trazado. Ahora dejamos a la derecha la casa de Manolillo, desde donde se puede acceder por un vertiginoso sendero, previo permiso de la propiedad, a la base del Puente Nuevo. Algo más abajo nos topamos con una bifurcación: el camino de la izquierda pasa bajo la Puerta del Viento y se alarga hasta el barrio de San Francisco pasando junto a la Picha del Moro, un monolito pétreo donde abundan los fósiles marinos; el de la derecha, que es el que debemos tomar, accede a las murallas medievales y al Arco del Cristo, de indudable factura árabe. Desde este mirador natural podemos admirar el Puente Nuevo –obra maestra de ingeniería de su tiempo, inaugurado en el año 1793, después de más de 40 años de trabajos. Tiene una altura de 98 m y en su interior se puede visitar el centro de interpretación de este magnífico monumento, símbolo de la ciudad de Ronda– y el desfiladero por donde corre el Guadalevín, además de las impresionantes cornisas donde se asienta la ciudad, destacando la curiosa Asa de la Caldera, fruto de la erosión sobre los materiales geológicos más blandos.

El camino prosigue bajo el Arco del Cristo hacia los derruidos molinos de harina, que fueron abandonados tras un terremoto acontecido en 1917, en el que murieron dieciséis personas; pero nosotros vamos a buscar un hueco en la muralla, de donde parte un sendero en franca bajada, hasta el carril empedrado que se dirige a la central eléctrica. Una vez aquí, tomamos a la derecha y seguimos descendiendo hasta toparnos con unos enormes nogales, tras los cuales aparecen un par de molinos restaurados con fines turísticos. Unos metros más abajo debemos abandonar el camino que llevamos y tomar un carril hormigonado a la izquierda, aunque merece la pena bajar hasta la central para disfrutar del paisaje circundante y comprobar hasta donde llegaron las aguas del Guadalevín el día 27 de septiembre de 1949.

Pronto vadeamos el río por un puente y nos encaminamos a la Hoya del Tajo, donde proliferan las casas de labor. El mosaico de árboles frutales, acequias y huertas es fruto de la huella musulmana en Andalucía, palpable no sólo en estos aspectos, sino en otros como la arquitectura, gastronomía, fiestas, etc. El siguiente hito es la casa de Luís o Huerta de la Torre, muy peculiar por la torre de piedra adosada a la misma, donde igualmente podemos ver una hornacina que vela una imagen de la virgen de la Inmaculada, en cuyo honor se celebra una romería en el mes de mayo.

Unos metros después dejamos un carril a nuestra izquierda y seguimos en leve subida, entre huertos, olivares, naranjos y hasta algún pero, una rica variedad de manzana típica de la zona. En este nuevo tramo, las panorámicas se despejan y nos permiten vislumbrar a la izquierda, identificable por la línea de pinos piñoneros, el lugar donde se halla la ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza. En el otro extremo, bajo los cortados del tajo se adivina el antiguo convento de los Carmelitas Descalzos, que ahora alberga las instalaciones de la bodega Los Descalzos; las viñas que se expanden por la zona pertenecen a dicha empresa. Casi sin darnos cuenta y tras un repecho, accedemos al puerto de las Muelas, desde aquí se aprecia en toda su magnitud el Tajo de Ronda, la Hoya del Tajo y el barrio de San Francisco. Desde este punto buscamos el sendero que remonta a la derecha, señalizado con una tablilla del PR-A 253 Ronda-Benaoján y del GR-7 E-4 Tarifa-Atenas, con los que coincidimos. Continuamos subiendo, con el pinar a un lado y el cortado al otro; ahora son las estepas, el romero, las retamas, el tomillo y el esparto quienes toman el relevo en la cubierta vegetal. El sendero afluye a un carril, que debemos tomar en sentido ascendente. La presencia de la conocida curva del 113, en la carretera A-374 Ronda-Sevilla, nos indica la cercanía del final de nuestra ruta, que se produce al llegar a la barriada del Doctor Vázquez, a continuación podremos gozar desde los miradores de una vista aérea de la casi totalidad del recorrido.

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